Ver para creer.
Justo el otro día hablábamos de los riesgos de implantarse dispositivos electrónicos en el cuerpo, con el caso de todos esos pacientes de Second Sight que se han quedado sin soporte técnico para sus ojos biónicos tras haber sido comprada la compañía por parte de una farmacéutica.
Hoy volvemos con otro caso relacionado con la biomedicina.
El resumen:
Un joven indio se presentó el pasado 21 de febrero al examen final de MBBS (Licenciatura en Cirugía) del Colegio Médico de Mahatma Gandhi.
Al parecer, había suspendido los últimos 11 años, lo que significaba que esta era su última oportunidad.
¿Qué solución encontró para ello? Pues instalarse un dispositivo Bluetooth en su oreja que le sirviera para recibir «ayuda» desde fuera de la sala de examen:
El estudiante fue capturado por un miembro de un ‘escuadrón volador’: el nombre que se le da a los equipos de control que pueden moverse o actuar rápidamente. Vivek Sathe estaba pasando por el estudiante cuando encontró un teléfono móvil en un bolsillo oculto de sus pantalones. Al inspeccionarlo, se encontró que el dispositivo se encendía y se conectaba a un dispositivo Bluetooth.
Por supuesto, estuvieron buscando el dispositivo conectado, sin conseguirlo. Tras un interrogatorio bastante extenso, el joven acabó por reconocer que tenía un micro-receptor de color carne implantado en su oído a través de una cirugía ENT.
Se desconocen más detalles sobre el tipo de dispositivo utilizado y sobre quién le ayudó a instalárselo, pero por Hackaday (EN) llegan a la conclusión de que muy probablemente se tratase de un audífono de conducción ósea, es decir, que estaría instalado en uno de los huesos del oído, pudiendo así transmitir el sonido mediante vibración.
Sencillamente increíble a lo que puede llegar una persona por algo semejante.
Ya no solo por el dolor que muy probablemente le esté causando, sino por todos los riesgos que está asumiendo (rechazo del dispositivo, posibles averías, infecciones…).
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