Olivia y Anna, dos niñas de seis y un año respectivamente, desaparecían el 27 de abril de este mismo año junto a su padre, Tomás Gimeno en Tenerife. Desde el momento de la desaparición, se encendieron las alarmas ya que en esa misma fecha Gimeno, tras pasar la tarde con sus dos hijas, debía entregarlas a su madre, que es con quien vivían. Se encendieron todavía más cuando al día siguiente de la desaparición se encontró el barco de Tomás a la deriva y sin ancla, lo que trajo consigo muchísimos malos presagios en programas de televisión de opinión o tertulia, y especialmente en las redes sociales.
Bien, hasta ahí podría decirse que eran los datos que llegaban al límite de la necesidad o el derecho de información de todo ciudadano. Que dos niñas habían desaparecido junto a su padre, y que al día siguiente el barco de este aparecía en la nada y sin ancla. A partir de ahí, todo se empezó a convertir en un culebrón y en una especie de juego macabro sobre quién avanzaba más información o daba más detalles sobre la búsqueda de esas niñas. Mientras, Beatriz Zimmermann, la madre de las dos nenas, mantenía esperanzas y reiteraba una y las veces que hiciera falta que creía que sus dos hijas estarían vivas. La Guardia Civil trabajaba sin descanso para dar con más pistas, y para saber qué estaba ocurriendo o que había ocurrido.
Papel de los medios de comunicación
Los medios de comunicación, con este tema como motivo de debate y de tertulia, hacían presagiar lo peor, pero lejos de limitarse a su función de informar y aprovechándose de la sensibilidad del caso para crear un caso mediático acosta de una desgracia como la desaparición de dos niñas y su padre, el presunto asesino de ellas. El único dato que me parece significativo y con cierto valor informativo pero también en el borde de lo publicable, y que podría dar a entender muchas cosas es el de las palabras que escribió Gimeno a la madre de las niñas diciéndole que no volvería a verlas nunca, al igual que a él mismo.
Periódicos y programas de televisión daban sus hipótesis, no dejaban de aportar minucias, innecesarias para el público general. La incomprensible tendencia de informar con cuanto más detalle mejor, muchas veces sobrepasa líneas y fronteras, no se respeta el dolor y no se respeta el trascurso de una investigación tan delicada como esta.
Habría que preguntarse hasta qué punto es correcto éticamente informar sobre detalles de este tipo, que a la sociedad general no debería incumbirnos. ¿Qué más da el traspaso de dinero o de quien era la sangre hallada en el barco? Podría importarle mucho a la familia de las niñas, especialmente a la madre, pero hacer público estos detalles me resulta indignante como poco.
También es indignante y triste todo el cúmulo de noticias falsas que se generan por culpa de los rumores, y si hacemos un poco de análisis profundo y crítico, los rumores y las noticias falsas se generan para llamar la atención, pero esto no sería posible si no fuese un caso mediático. Si no se utilizara este suceso como comidilla para la audiencia, no se inventarían noticias como la que tuvo que desmentir la madre de las niñas sobre que el padre se las quería llevar a Bélgica, país de su actual pareja, o que la madre no quería que las niñas vieran al padre. Es muy indignante toda la «basura» que yace sobre la superficie mediática. Y preocupa que medios de comunicación, cometan este tipo de intromisiones y den credibilidad a rumores salidos de redes sociales.
Papeles con los rostros de las dos niñas y el padre fueron distribuidos por todas las ciudades e incluso países europeos, ante la posibilidad de huida del padre. En diferentes puntos de España notificaron haber visto a los tres desaparecidos, lo que a posteriori se demostraría que no era cierto. En el programa matinal Espejo Público, de Antena 3, «informaban» que en una emisora marítima en las horas posteriores a la desaparición, dos personas escucharon que una bebé balbuceaba por la radio las palabras: «papá, tiburón». Otra línea cruzada, estos detalles solo alimentan el morbo y avivan la llama del amarillismo, del periodismo cotilla. La Guardia Civil no confirmó ni desmintió si esos audios eran verdaderos. Lógico y bien hecho, ellos a lo suyo, a trabajar. Al mismo tiempo, la prensa seguía dando información sobre cómo fue trascurrió el día de la desaparición, qué hicieron en todo momento las niñas y el padre, parecía un juego de mesa sobre resolver un crimen en el que se repasa cada paso, surrealista, más que un «posible» crimen de la realidad, que una desaparición de dos niñas de carne y hueso mientras su madre y el resto de su familia estaban en constante alerta. No hay que olvidar un detalle importante: la investigación del caso se declaró secreta. A la vista está que se ha montado todo un circo mediático y que el secretismo se pudo haber roto por filtraciones o difundiendo contenido falso.
El día de la fatídica noticia
La investigación seguía su curso, pero ya se había establecido un límite en el tiempo, el 14 de junio para la búsqueda por mar por parte de la Guardia Civil. El día 10 de junio, lamentablemente nos enterábamos por parte de la Delegación del Gobierno del descubrimiento del cuerpo de Olivia, la mayor de las niñas, de seis años. No vamos a dar detalles de cómo fue el descubrimiento, pero el resultado final fue el que todos queríamos que no fuera. Todo un país en vilo por dos niñas, apoyando desde la distancia a la madre ante el sufrimiento que tenía que estar padeciendo, y enterarnos de ese terrible suceso, de cómo apareció Olivia nos destrozó el corazón. Mientras, Anna, la pequeña de tan sólo un año seguía desaparecida, al igual que Tomás Gimeno. Con la publicación de la fatídica noticia, miles y miles de usuarios de distintas sociales se pronunciaron en rechazo de lo ocurrido, se pudo percibir mezcla de odio y tristeza profunda mientras España entera digería tal terrible suceso con el que era imposible no empatizar.
Si durante la investigación los medios de comunicación, en algunos casos sobrepasaron más de una línea por entrometerse y querer dar detalles que a muchos el cuerpo ni la mente, no nos pedían saberlos, durante el tratamiento del tema del desenlace de Olivia, se volvieron a percibir momentos realmente embarazosos. Cito textualmente noticia recogida en El PAÍS: «El auto de la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Güímar culpó en un auto hecho público el sábado pasado a Tomás Gimeno de matar a sus dos hijas en su casa de Igueste de Candelaria, envolviéndolas luego en toallas e introduciéndolas en bolsas de basura, que metió a su vez en bolsas de deporte para lanzarlas hacia las 22.30 del 27 de abril, sujetas a una cadena, un cabo y al ancla». Tanto detalle sobre el modus operandi debería ser sobrante, no nos va a mejorar la vida que esos detalles sean públicos. Otro motivo para estar decepcionado con los medios era la constante emisión de contenido audiovisual de archivo sobre las niñas besándose, o sobre Tomás Gimeno en un contexto desenfadado y relacionándose socialmente. ¿Acaso importa si se relacionaba o no, si era una persona normal o no? Alguien que comete algo así, no merece ni un segundo de tiempo por los medios. Estos están para denunciar y señalar al culpable, y a partir de ahí para transmitir mensajes o pensamientos que sean gratificantes para la sociedad, criticar constructivamente y medir bien el lenguaje y el contenido que se selecciona al tratar un tema.
Pronto empezaron a intentar «justificar» o querer entender cómo pudo el padre ser capaz de algo así, se dejaba caer que por celos. Qué mas dará a la sociedad esa información sin contrastar y cogida con pinzas, que más que de un infanticidio parece que estaríamos hablando de un culebrón de sobremesa. EL CONFIDENCIAL recogía esto en su crónica de los hechos: «(…)y concluyeron que Gimeno fue infiel en repetidas ocasiones a Beatriz Zimmermann, madre de las menores, y que, tras separarse y encontrar ella a otra persona con la que rehacer su vida y ser feliz, le comieron los celos». Totalmente innecesario a mi modo de ver.
Otra cosa que me pareció muy desafortunado, aunque no el fondo de la intención, que seguramente iría con buena voluntad, era la cantidad de dibujos que se veían en medios de comunicación recogidos de redes sociales, y en estas mismas. Representaban en un tuit como este, a las dos niñas como dos sirenas, con un mensaje escrito. Dos niñas que, al menos Olivia que sí fue encontrada, no decidieron acabar en ese lugar. La imagen es la siguiente.
Creo que la prisa de la gente y de esta sociedad por ser parte de un sentimiento compartido, hace que en ocasiones no utilicemos la cabeza con sentido. Analícenlo, dos niñas desaparecidas ilustradas con medio cuerpo de pez. En mi humilde opinión horripilante ilustración. Es totalmente lícito y libre compartir el pésame, escribir a la madre o familia de las niñas dando ánimos y transmitiendo fuerza, coraje y cariño, pero querer ser protagonistas o la persona más ingeniosa en una desgracia de este tipo es algo mezquino también.
La reacción de las redes sociales al Caso Olivia y Anna
Como bien se ha mencionado anteriormente, el 10 de junio se conocía la triste y dolorosa noticia de la confirmación de la muerte de la pequeña de tan sólo seis años, Olivia. No obstante, la investigación continuaba ya que Anna no había sido encontrada, ni tampoco Tomás Gimeno. Las redes sociales han estado realmente activas en todo este último mes de la investigación.
Tanto medios de comunicación, como instituciones y personajes públicos, o incluso políticos del Gobierno daban el pésame a la familia. La terrible noticia enseguida llegó a todos los rincones del país y enseguida se hizo Trending Topic el nombre de la niña de seis años, Olivia, y el de Tomás Gimeno, obviamente por distintos motivos y en distinto modo de recuerdo.
A la hora de seleccionar el periodo del primer gráfico, el del número de menciones y del alcance social, se ha limitado el inicio al 7 de junio para que se viera mejor el recorrido del gráfico y sus picos.
El cuadrado recoge el número de menciones a Olivia durante el 11 de junio, el día que el gráfico recoge la cifra mayor en cuanto al Social Media Reach, las reacciones o impresiones. Pese a que la noticia salió a la palestra el día anterior, el 10 de junio, fue el 11 cuando mayor impacto tuvo al abrir todos los medios de comunicación con la noticia, y ser publicada y difundida en redes sociales masivamente. No obstante, en el número de menciones, tenemos que irnos al 17 de junio cuando más menciones a Olivia hubo, 3.540 concretamente, y 8.112.080 en el Social Reach Media (segundo mayor registro) según nuestra herramienta de monitorización.
En este gráfico podemos observar como la inmensa mayoría, con mucha diferencia, de las menciones se concentran en Twitter, con un 71,8% (25.470) del total (35.515). En segundo lugar, donde más menciones a Olivia se han registrado es entre las noticias de los distintos y numerosos medios de comunicación que dieron cobertura a este caso, con un 12,4% (4.404).
Por último, vamos a fijarnos a continuación en algunos de los tuits con más repercusión acerca de este triste suceso. Se recogerán aquellos que no contengan ningún resto de morbo o sensacionalismo que tanto se ha criticado en el artículo.
El presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, quiso mandar un mensaje de caluroso afecto a la familia, en especial a la madre de las niñas, a Beatriz, el mismo día en el que se entero del suceso.
Alejandro Sanz, uno de los cantantes españoles con más seguidores e influencia mundial, también quiso tuitear sobre la desagradable noticia el mismo 10 de junio tras hacerse pública. Vemos como tuitea con rabia y con dolor.
Por su parte, el cómico Ángel Martín, en sus tradicionales «informativos matinales para ahorrar tiempo», en los que resume rapidísimamente toda la actualidad de manera desenfadada e informal, en el informativo matinal del 11 de junio cambió su semblante y utilizó un tono serio para hablar sobre el tratamiento de los medios de comunicación acerca de este tema, y pedirles que hicieran su trabajo con profesionalidad y sin querer aprovecharse de la gente para ganar visitas y que pinchen en sus enlaces con sucesos tan trágicos como el de Olivia, apostillando que «son niñas», pidiendo respeto y dignidad. Chapeau por este vídeo tan necesario.
Periodista de formación, actualmente estudiando Máster de Marketing y Comunicación Política.
Nacido en Vitoria-Gasteiz en junio de 1996.
Capaz de hablar y escribir en castellano, euskera e inglés.
Activo en RR.SS, especialmente en mi cuenta personal Twitter.
Analista deportivo, amante de la música, de la historia y de la gastronomía.