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Recientemente, nuestro CEO en CyberBrainers, Pablo F. Iglesias, tuvo una aparición en directo en las Noticias de TreceTV para hablar sobre un tema que ha captado la atención de millones: el uso de robots por parte de las fuerzas de seguridad para la captura de delincuentes.

En esta ocasión, el foco de atención fue el vídeo viral donde un robot policial de la unidad de desactivación de explosivos consiguió detener a un criminal en Texas.

Pablo explicó a la audiencia no solo el funcionamiento de estos dispositivos, sino también aclaró un mito común: estos robots no están impulsados por inteligencia artificial, sino por tecnologías de control remoto. A lo largo de esta colaboración, Pablo también comparó su uso con los drones actuales, destacando sus similitudes y la importancia de entender bien cómo funcionan para no caer en falsas creencias.

El caso del robot policial en Texas: un ejemplo de tecnología aplicada

El incidente que desató la discusión tuvo lugar en un hotel en Texas, donde un hombre armado, identificado como Felix Delarosa, se atrincheró tras disparar contra la policía. Para evitar poner en peligro a los agentes, las fuerzas del orden desplegaron un robot de la unidad de desactivación de explosivos que logró incapacitar al sospechoso mediante la liberación de gas lacrimógeno. Mientras el hombre intentaba escapar de la nube de gas, el robot lo inmovilizó, permitiendo que los agentes lo arrestaran sin sufrir ningún daño.

Este uso innovador de un robot ha generado un debate sobre la creciente automatización en tareas de seguridad pública. Sin embargo, como subrayó Pablo en su intervención en TreceTV, el público suele malinterpretar el nivel de «inteligencia» de estos robots. Aunque son altamente eficientes, no cuentan con capacidades de toma de decisiones autónomas basadas en inteligencia artificial. Todo lo que hacen estos dispositivos es resultado directo de los comandos que reciben de sus operadores humanos.

Desmontando el mito de la inteligencia artificial en estos robots

Durante su intervención, Pablo dejó claro que aunque muchos podrían asociar el uso de estos robots con la idea de una inteligencia artificial autónoma, la realidad es muy diferente.

«Estos robots no tienen capacidad de decidir por sí mismos qué hacer en una situación compleja», explicó.

En lugar de eso, están equipados con cámaras, sensores y sistemas de control remoto que permiten a un operador humano manejar el robot a distancia. Las decisiones cruciales, como el momento exacto para liberar gas lacrimógeno o la mejor manera de neutralizar al sospechoso, siguen siendo responsabilidad del operador.

Uno de los elementos que más resaltó en su explicación fue la comparación con los drones. Al igual que los drones militares o de vigilancia civil, los robots policiales dependen de una transmisión de datos en tiempo real que permite a los operadores ver lo que sucede en el terreno y controlar el dispositivo en consecuencia.

«El robot no decide por sí mismo qué ruta tomar o cuándo actuar. Es el operador humano quien lo dirige a través de una interfaz de control remoto», añadió Pablo.

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¿Cómo funcionan los robots de intervención?

Como señaló Pablo en su explicación en TreceTV, estos robots son esencialmente vehículos móviles equipados con una variedad de herramientas y cámaras. Su diseño suele incluir:

  1. Movilidad avanzada: Pueden desplazarse por terrenos difíciles gracias a sus ruedas o cadenas, y suelen tener brazos robóticos capaces de manipular objetos peligrosos o abrir puertas.
  2. Cámaras y sensores: Están equipados con múltiples cámaras de alta resolución que proporcionan a los operadores una visión clara de su entorno, incluso en condiciones de poca luz o a través de barreras físicas. Los sensores adicionales, como los de temperatura o sonido, permiten que el robot detecte cambios en el ambiente que podrían ser peligrosos para los oficiales.
  3. Herramientas no letales: Estos robots pueden llevar herramientas como lanzadores de gas lacrimógeno o dispositivos de sonido para incapacitar a sospechosos sin necesidad de confrontación directa.
  4. Control remoto: Los operadores manejan estos robots a distancia, generalmente desde una estación de control cercana, utilizando consolas con joysticks y pantallas que les permiten ver en tiempo real lo que el robot está observando. Este tipo de control les da un alto grado de precisión y permite una intervención segura.
  5. Intervención segura: En situaciones como la del hotel en Texas, el uso de estos robots minimiza el riesgo de daños tanto para los agentes como para el sospechoso. Los robots pueden actuar de manera efectiva en entornos hostiles, liberando a los oficiales de la necesidad de estar físicamente presentes en el lugar.

Comparación con drones: similitudes y diferencias

Pablo también aprovechó su intervención en TreceTV para comparar estos robots con los drones, una tecnología que el público conoce más ampliamente. Tanto los drones como los robots de intervención están controlados a distancia por un operador humano y tienen un conjunto de cámaras y sensores que les permiten navegar en tiempo real. Sin embargo, hay algunas diferencias clave:

  • Propósito y funcionalidad: Los drones generalmente se utilizan para vigilancia aérea o, en el caso de drones militares, para lanzar ataques a distancia. Los robots de intervención, por su parte, están diseñados para moverse en el terreno, interactuar con el entorno y, en casos como el de Texas, neutralizar amenazas de manera no letal.
  • Capacidad de carga: Los robots de intervención suelen estar equipados con brazos mecánicos o herramientas para interactuar con objetos físicos, como abrir puertas o desactivar explosivos. Los drones, aunque pueden llevar cargas ligeras, no suelen tener esta capacidad de manipulación directa.
  • Entorno operativo: Los drones operan en el aire y se desplazan por grandes áreas, mientras que los robots de intervención están diseñados para moverse a nivel del suelo en espacios cerrados, como edificios o áreas urbanas.

Ambas tecnologías, sin embargo, comparten el hecho de que su inteligencia es completamente dependiente del operador que los controla. Ninguno de los dos dispositivos está «pensando» o «tomando decisiones» por sí mismo. Esto es importante porque la narrativa de robots o drones autónomos puede llevar a malentendidos sobre su uso y sus limitaciones.

La importancia de la transparencia y la comprensión tecnológica

Uno de los puntos que más enfatizó Pablo en su intervención es la importancia de educar al público sobre cómo realmente funcionan estas tecnologías. Muchas veces, los avances tecnológicos se ven envueltos en una narrativa de ciencia ficción, lo que puede llevar a exageraciones sobre lo que son capaces de hacer.

«La gente escucha sobre inteligencia artificial y robots, y asume que estamos hablando de máquinas que pueden actuar por sí mismas», comentó Pablo.

Sin embargo, en la realidad, el uso de robots en situaciones como la de Texas es una extensión de la capacidad humana, no un reemplazo de ella. Son herramientas poderosas, pero siguen siendo eso: herramientas que requieren la supervisión constante de un operador humano capacitado.

Conclusión

La aparición de Pablo F. Iglesias en TreceTV para hablar sobre el vídeo viral del robot policial en Texas fue una oportunidad clave para aclarar las falsas percepciones sobre la tecnología de seguridad moderna. A través de su análisis, quedó claro que, aunque los robots como el utilizado en Texas son dispositivos tecnológicos avanzados, no están impulsados por inteligencia artificial autónoma, sino que son controlados de manera precisa por operadores humanos. Esta distinción es crucial para entender el verdadero papel que la tecnología juega en la seguridad pública actual.

En CyberBrainers seguimos comprometidos con ofrecer a nuestros clientes la mejor asesoría en materia de reputación digital, incluyendo la comprensión y manejo de las tecnologías emergentes que influyen en el ámbito público y privado.

Dejo para terminar la intervención en vídeo y el artículo que acabó publicando el medio (ES).

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Redacción

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