Ayer dedicaba una pieza en la página amiga PabloYglesias a explicar de forma profunda qué dos sistemas de gestión descentralizada hay vigentes en el mundo cripto, y cuáles son más recomendables en cada situación.
Así, avisaba de que Ethereum estaba migrando del ya clásico Proof-of-Work al Proof-of-Stake, o lo que es lo mismo, de gestionar la red mediante unos mineros que se encargan de competir a fuerza bruta para descubrir complejos cálculos matemáticos, a otro escenario en el que cualquiera con criptodivisas podría ponerlas en circulación para hacer que el sistema se autoregulase.
En ella, comentaba que una de las particularidades del Proof-of-Stake era que su consumo energético era considerablemente más bajo, y a sabiendas de que el impacto medioambiental de redes como la de Bitcoin o la de Ethereum era significativo (ya dediqué una pieza a este tema hace unos meses), cambiar al modelo POS parecía el camino que muy probablemente cada vez más criptomonedas hagan.
Justo estos días, Environmental Working Group, Greenpeace y varios grupos han lanzado una campaña denominada «Code Not the Climate» (EN/Cambia el código, no el clima), que busca precisamente hacer frente al cambio climático instando a las organizaciones a generar código informático más óptimo.
Y justo ponen de ejemplo esa futura migración de Ethereum al POS, asegurando que si Bitcoin hiciera lo mismo, se reduciría el consumo de energía en cerca de un 99%.
En un mundo en el que ya no solo hemos pasado a depender menos de generación de energía fósil, sino que ésta está aumentando, con la reapertura de plantas de carbón en China y EEUU, que son precisamente los países más contaminantes del mundo, y con cada vez más plantas de gas que encuentran en la minería de bitcoins una manera de seguir siendo competitivas económicamente hablando, quizás la mejor manera de reducir su impacto medioambiental sea, precisamente, mejorando los sistemas informáticos, y haciendo por tanto que las infraestructuras digitales sean muchísimo más óptimas energéticamente hablando.
Leía el informe y no podía dejar de pensar en aquellas clases de algoritmos de la ingeniería de telecomunicaciones, donde nos pasamos un año entero sin tocar el ordenador, simplemente «programando» de forma más eficiente códigos en papel y lápiz.
Algo tan simple como decidir si usamos un condicional IF, o un bucle FOR, en un lenguaje como C, puede terminar haciendo que el código de ese programa además de pesar mucho más o mucho menos, se ejecute mucho más rápido o mucho más lento, y que además esto tenga un impacto significativo en el consumo energético que necesita para realizar su procesamiento.
Pues esto mismo, aplicado a alto nivel, es lo que podría hacer que las actuales plataformas de criptomonedas que en su día apostaron por el PoW, y que por ende están requiriendo cada vez de mayores consumos energéticos, pasen a un futuro PoS, que además es mucho más democrático de cara al usuario interesado en ser parte de la red (no tiene tantas barreras económicas como el actual PoW, donde la minería ya, básicamente, es solo rentable para grandes conglomerados corporativos), ha demostrado ser muchísimo más eficiente.
Y esto mismo aplicado a todos y cada uno de los sectores económicos actuales podría realmente generar un escenario donde el impacto medioambiental del ser humano se reduzca drásticamente.
Pequeños movimientos por mejorar el código que nos harían ganar la carrera por el cambio climático, volviendo a nuestros sistemas informáticos muchísimo menos contaminantes.
Sencillo de entender, difícil de llevar a cabo, por eso de que todos deberíamos remar en la misma dirección, y que no siempre los objetivos a largo plazos son compartidos por el grueso de la sociedad.
En CyberBrainers hacemos informes, tutoriales y análisis de mercado en temas candentes para nuestros clientes, ya sean de negocio o puramente reputacionales. Si necesitas conocer cómo le va a la competencia, a tu propia empresa, o simplemente conocer qué opina la gente sobre algún tema en particular, escríbenos y ponemos nuestras máquinas y analistas a escuchar.
Pablo F. Iglesias es un empresario e inversor español especializado en la Consultoría de Presencia Digital y Reputación Online, fundador de la agencia de reputación CyberBrainers, de la startup EliminamosContenido, y del sello editorial Ediciones PY. Además, es un reconocido escritor con su saga de ciencia ficción "25+1 Relatos Distópicos" y "Historias Conectadas", y la colección de fantasía épica "Memorias de Árganon". Dedica sus "horas libres" a concienciar sobre las oportunidades y riesgos del entorno digital, ya sea en charlas, talleres, sus escritos en blogs y las colaboraciones con medios de comunicación.